¿Te ha pasado alguna vez que sientes algo intenso y no sabes muy bien qué hacer con eso? A veces reaccionamos sin pensar, nos bloqueamos o simplemente evitamos sentir. La inteligencia emocional nos ayuda precisamente a entender, regular y expresar nuestras emociones de forma más consciente.
Este concepto fue popularizado por Daniel Goleman, quien propuso cinco competencias clave que forman parte de la inteligencia emocional:
- Autoconciencia emocional: reconocer lo que sentimos y por qué lo sentimos.
- Autorregulación emocional: gestionar nuestras emociones para responder de forma adecuada.
- Motivación: usar nuestras emociones para impulsarnos hacia nuestras metas.
- Empatía: comprender las emociones de los demás.
- Habilidades sociales: relacionarnos de manera sana y consciente.
En esta primera toma de contacto, nos centraremos especialmente en la gestión emocional, que forma parte de la autorregulación. Porque antes de gestionar lo que sentimos… ¡tenemos que darnos cuenta de que lo estamos sintiendo!
¿Qué es la gestión emocional?
Gestionar no es reprimir ni controlar con fuerza. Es dar espacio a lo que sentimos, ponerle nombre a nuestras emociones, entender de dónde vienen y ver qué podemos hacer con ello.
A veces será simplemente aceptar. Otras, poner límites. O buscar algo que nos regule: escribir, caminar, respirar, hablar…
La gestión emocional comienza por identificar lo que sentimos. Porque no podemos transformar lo que no reconocemos. Es como encender una linterna para ver dentro de nosotros mismos.
Pero… ¿y si no sabes qué estás sintiendo?
Eso también forma parte del camino. Muchas veces, cuando estamos muy bloqueados, identificar la emoción ya es un reto en sí mismo. En esos momentos, lo más importante es permitirte sentir sin exigencias, sin necesidad de entenderlo todo de golpe.
Puedes empezar preguntándote cosas muy sencillas:
- ¿Esto que siento se parece más a algo agradable o desagradable?
- ¿Lo noto en alguna parte de mi cuerpo? ¿Es tensión, calor, nudo, vacío…?
- ¿Necesito parar, moverme, hablar con alguien, estar solo…?
A veces no necesitas tener la palabra exacta. Basta con estar contigo con amabilidad, y poco a poco irás reconociendo patrones y señales internas. Gestionar las emociones no es hacerlo perfecto, es acompañarte con conciencia y cuidado.
Con el tiempo, aprenderás que las emociones no están para molestarte, sino para darte información. Y cuanto más las escuchas, más claridad encuentras en ti misma.
Más adelante hablaremos también de los otros aspectos de la inteligencia emocional y cómo integrarlos poco a poco en tu día a día. Pero este primer paso —reconocer y gestionar lo que sientes— ya es un regalo para ti.
Para terminar…
La inteligencia emocional no es un objetivo que se alcanza de golpe, sino un camino que se recorre paso a paso, con curiosidad, paciencia y mucha compasión.
Empezar por la gestión emocional —aunque sea con pequeñas acciones o simples preguntas— es ya una forma de cuidarte y de comenzar a construir una relación más sana contigo mismo.
✨ Recuerda: no necesitas tener todas las respuestas, solo el valor de mirar dentro de ti y estar presente para lo que sientes.
Tú eres tu primer espacio seguro. Y desde ahí, todo empieza a florecer.
Angie🦋