Un acto de autocompasión para fortalecer tu autoestima. Este ejercicio te invita a mirarte con amabilidad, reconociendo tres aspectos positivos de ti mismo desde una mirada compasiva y sin juicio. Ideal para momentos de duda o baja autoestima, es una práctica sencilla pero transformadora que cultiva el amor propio, la aceptación y el reconocimiento de tu valor personal.